La Ermita*

Ermita de la Mare de Déu de Dalt

La Ermita de la Mare de Déu de Dalt es una iglesia del siglo XIII ubicada en la parte alta de Benifallet, España. Su estilo es el románico tardío típico de la arquitectura cristiana medieval de la región del Ebro, y se relaciona con las órdenes militares que participaron en la conquista cristiana de Tortosa en 1148.

La iglesia consta de una sola nave, con una planta rectangular sin ábside, construida con bloques de piedra de tamaño regular y con una cubierta a dos aguas. La puerta principal del templo, hecha en un arco de medio punto perfectamente encajado, es original. Sobre ella se encuentra el campanario en forma de espadaña de un solo ojo. Una segunda puerta, abierta posteriormente a la construcción del edificio (en 1861 según placa indicativa), da al callejón de la Ermita.

En el interior de la iglesia, cubierta con bóveda apuntada, se encuentra la imagen de la Mare de Déu de Dalt, patrona de Benifallet, situada en el presbiterio. A los pies de la iglesia se encuentra el coro, cubierto con un techo de casetones. En el espesor de la pared, los Pinyols tenían sus sepulturas en los siglos XIII y XIV. Actualmente solo se distinguen las primitivas armas heráldicas de la familia con inscripciones latinas.

Después de la conquista de Tortosa por las fuerzas de Ramón Berenguer IV en 1148-1149, las tierras fueron repartidas entre sus nobles. Uno de ellos fue Berenguer Pinyol, a quien le cedió el lugar de Costumà, cerca de Benifallet. Hacia 1228, Bernat Pinyol, descendiente del anterior, amplió su territorio con la compra de los lugares de Sellent o Sallent y Cardó a la viuda de Bernat Olicar Fuster. Los Pinyol continuaron siendo señores de la baronía de Cardó posiblemente hasta 1417, cuando pasó al abad del monasterio de Benifassà. La baronía de Costumà pasó a la jurisdicción de la ciudad de Tortosa hacia 1491 por orden de Fernando el Católico.

En la ermita se conservan pinturas al fresco relacionadas con la época de construcción de la iglesia. Destaca el Calvario, donde hay pequeñas capillas que representan la vida de Jesús.

El nombre de Benifallet aparece por primera vez en documentos de 1153. El lugar ya existía antes de la conquista de Tortosa por parte de Ramón Berenguer IV. En 1208, el rey Pedro el Católico entregó el castillo a Guillem de Cervera, quien en 1215 lo entregó a su vez a los caballeros de la orden del Temple. Posteriormente, Benifallet regresó a la jurisdicción real a través de su vínculo con la ciudad de Tortosa. En 1207, Ramón Montcada entregó estos lugares a Bernat Oliver Fuster con sus términos y pertenencias, para que los explotara y estableciera agricultores.