Sierra de Cardó
Las montañas de Cardó conforman una de las sierras más carismáticas de las Tierras del Ebro. La mayor parte del macizo se extiende entre los términos municipales de Benifallet (Bajo Ebro) y Rasquera (Ribera de Ebro). Su vertiente interior desciende hasta el Ebro al sur y al sureste continúa por la sierra del Boix. El abrupto valle de Cardó, abierto hacia el noroeste, es drenado por el barranco de Cardó, afluente por la izquierda del Ebro. Entre la vegetación del umbrío destacan las encinas, los pinares y algunos robles. En la solana se puede encontrar vegetación arbustiva como el lentisco, el romero o el brezo.
En esta zona las lluvias son escasas pero la permeabilidad de las rocas calcáreas origina corrientes subterráneas que originan fuentes medicinales que desembocan por el abrupto acantilado de Sallent, coronado por el balneario y antiguo convento carmelita de Cardó. La cresta culmina en la Cruz de Santos (942 m) y es atravesada por caminos de herradura que unían Benifallet y Rasquera con Tivenys y Tortosa. Los antiguos núcleos medievales de Sallent, Cardó y Costumà al norte, y, especialmente, de la Fullola y la Bassa de Cascall, han desaparecido por completo.
Cardó. Convento y Balneario
El Desierto de Cardó, que se convirtió en Balneario en el siglo XIX, situado en la cima del acantilado del Salto del Fraile, se empezó a construir en 1604 por tres frailes y un peón. En 1606 se compraron los terrenos y comenzó la construcción del convento y de las 14 ermitas -de las cuales actualmente solo quedan trece- donde se estableció la comunidad de los Carmelitas Descalzos. Debido a la Guerra Carlista y, posteriormente, a la desamortización de Mendizábal, los carmelitas tuvieron que abandonar Cardó.
En el siglo XIX unos empresarios tortosinos decidieron construir un balneario-restaurante así que el conjunto de edificios que habían quedado en desuso durante dos siglos. Durante este siglo el Balneario gozó de una gran fama, hasta que llegó la Guerra Civil.
Durante la Guerra Civil se utilizó como sede para las Brigadas Internacionales y posteriormente se usó como hospital para los republicanos, durante la batalla del Ebro. En 1940 se vuelve a abrir el balneario, hasta 1967 cuando finalmente queda abandonado.
En 1974 fue comprado para poner en marcha una planta embotelladora que fue pasando por diferentes propietarios hasta que en 2007 cesó definitivamente la actividad.